Los mandalas provienen de la palabra de origen sánscrito, una lengua clásica de la India, que significa círculo perfecto y son representaciones simbólicas espirituales y rituales utilizadas en el budismo y el hinduismo. Un mandala está formado por varias figuras y formas geométricas concéntricas que representa las características más importantes del universo y de sus contenidos y su objetivo principal es fomentar la concentración de la energía en un solo punto durante la meditación. Por ello, brindan grandes beneficios en varios niveles en el desarrollo infantil y a continuación te lo decimos.
Fomentan la atención y la concentración.
Favorecen el desarrollo de la psicomotricidad fina de manos y dedos.
Promueven el bienestar interior del niño, al realizar una actividad placentera como es pintar.
Favorecen la creatividad e imaginación.
Reducen el estrés y la ansiedad.
Ayudan a desarrollar la paciencia, la perseverancia y la constancia.
Refuerza conceptos geométricos como los círculos, triángulos, cuadrados, estrellas, entre otros.
Ayuda a introducir nuevo vocabulario de colores, formas, tamaños o emociones.
Aumentan la autoestima, al permitir que el niño cree algo propio y único.
Estimulan el sentido de la estética desde pequeños.
Disminuye el nivel de estrés.
Ayuda al tratamiento de TDAH. Según un estudio conmandalas, demostró que niños expuestos durante 2 meses a dibujar mandalas, mejoraron su concentración y capacidad de atención.
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