Sin duda, el sismo que nos ha ocurrido a los mexicanos el 19 de septiembre de 2017 nos llenó de miedo a todos. Sin embargo, hay personas en las que este miedo es mucho más intenso, tanto que pueden sufrir ataques de pánico y ansiedad. A esta sensación se le conoce como tremofobia y es el miedo irracional y agudo a los sismos y terremotos.
El miedo, en todos nosotros, es una reacción natural a nuestro sentido de supervivencia. No obstante, existen distintos niveles de respuesta conductual en cada individuo, que puede ser desde un simple susto, hasta pánico y parálisis.
La tremofobia es más común de lo que suena: sólo en México, el 4% de la población la padece: se manifiesta como un temor persistente, irracional y excesivo a los movimientos telúricos. Si llega a temblar, los tremofóbicos pueden sufrir crisis de angustia. Después del sismo, aproximadamente el 3.5% de la población llega a padecer estrés postraumático.
Otros síntomas de tremofobia son los pensamientos desagradables de forma recurrente, reacciones fisiológicas como sudoración, taquicardia, opresión en el peque, mareos, incluso reacciones alérgicas en la piel.
A los tremofóbicos les cuesta más tiempo superar el estrés sufrido después de un temblor, incluso requieren de atención psicológica para superarlo. Si en 3 meses no logran superar el evento, es significado de que requieren atención especializada.
Hay que comprender a estas personas, no todos reaccionamos igual y en lugar de juzgarlos, hay que mostrarles nuestro apoyo y comprensión. Es la mejor forma para que vuelvan a la tranquilidad.
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