lunes, 19 de febrero de 2018

La mejor forma de evitar problemas de piel en la adolescencia es ¡la leche materna!

El eccema es una enfermedad de la piel que se caracteriza por la aparición de manchas rojas acompañadas de picor intenso, lo que provoca lesiones cutáneas como piel seca y rojiza, grietas y picazón. Afecta a uno de cada cinco niños y a uno de cada diez adultos en los países desarrollados.

 

Un estudio realizado por investigadores del King’s College de Londres, de la Universidad de Harvard, de  la Universidad de Bristol y de la Universidad McGill descubrió que los bebés que se han sido amamantados durante un tiempo prolongado tienen un 54% menos de riesgo de padecer eccema a los 16 años. Con los datos de estos adolescentes que se analizaron en el estudio se descubrió que los casos de eccema son un 54% menos frecuentes a los 16 años en aquellos bebés cuya madre practicó la lactancia materna exclusiva.

 

Los investigadores del estudio reunieron a 17.046 madres y sus bebés lactantes entre junio de 1996 y diciembre de 1997. El análisis de los datos para este estudio se realizó 20 años después, del 9 de mayo de 2016 al 21 de abril de 2017. La lactancia redujo en un 50% el riesgo de eccema durante el primer año de vida de los bebés y lo sorprendente es que dieciséis años más tarde, el efecto protector de la lactancia estuvo presente todavía en la mitad de los casos, según se comprobó mediante un análisis de la piel realizado por personal médico.

 






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