viernes, 16 de febrero de 2018

¡No llames a tu bebé con el nombre de algún antepasado o pariente!

Muchas familias tienen la tradición de llamar a los bebés con el nombre de alguno de sus antepasados más queridos o la de su papá o mamá como una forma de reconocimiento y amor. Cuántas veces no hemos oído el Luis y Luisito Jr. o llevando el nombre de su abuelo.

 

Pero según el reconocido escritor y psicoterapeuta chileno Alejandro Jodorowsky, los nombres tienen una vibración o energía, pero al ser repetidos se devalúan y pierden fuerza. “Cuando bautizamos a un hijo debemos saber que junto con el nombre le pasamos una identidad. Evitemos por tanto los nombres de los antepasados, de antiguos novios o novias, de personajes históricos o novelescos. Los nombres que recibimos son como contratos inconscientes que limitan nuestra libertad y condicionan nuestra vida…”, asegura en su teoría de las constelaciones familiares.

 

Para Jodorowsky, al elegir el nombre, debemos darle al bebé la oportunidad de comenzar algo nuevo sin cargar con el peso emocional y el recuerdo de su antepasado. Por ejemplo, “si nombramos al bebé como un hermano muerto, le dejamos la carga de ser como el fallecido o si le ponemos el nombre de alguien de quien no pudimos despedirnos, forzamos a ese niño a absorber toda esa culpa o arrepentimiento”. Los niños no son la extensión de nosotros ni de nadie más, vienen a vivir nuevas cosas y una vida muchas veces opuesta a la de nosotros.

 






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